10 junio 2016

Vivo sin vivir en mí

Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero.

Vivo en un limbo donde hasta temo actualizar este blog porque sospecho que tarde o temprano se lo daré a leer a él y dejará de ser mi secreto. La relación es demasiado real para que mi yo más objetivo no prevea una situación así.

Nuestro estatus quo es difícil de entender. Él está buscando nuevo curro y tiene dos opciones. UK o Dinamarca. Si se va a UK, esto se acaba. Si viene a Dinamarca... bueno, no me atrevo ni a pensarlo. Tiene la entrevista el viernes que viene.

Él dijo que éramos novios. Yo le dije que no, que aceptaba la fidelidad y todo eso, que no se tenía que preocupar por esas nimiedades, pero que novios no, no hasta que saliéramos del limbo, que me iba a terminar haciendo daño si no me protegía un poquito.

Pasamos efímeros e intensísimos fines de semana en los que él dice que quemamos etapas muy rápido, y no sé si es una queja o una observación. Todo porque mientras hacía yo el arroz le ofrecí una cerveza para que viera Vikings y se pusiera al día, o porque me quise llevar el ordenador a la cama para que él se durmiera sobre mis piernas mientras yo trabajaba. "Eso es quemar muchas etapas". "¡Ok! Pues no lo hago". "No he querido decir eso". "¿...?".

Cuando Toñín tiene una ligera visión de esto, se ríe de mí. Sé que Arena ha perdido gran estima por Toñín... En su defensa diré que yo también me reiría. Sólo hay que saber un 10% para darse cuenta de lo mucho que me importa todo esto. Lo poco que me costaría en el fondo seguirle a UK (este es el tipo de cosas que prefiriría cometer seppuku antes de que él lo leyera).

Qué bien se ven los toros desde la barrera, incluso desde la barrera racional de mi cerebro, que impotente por no poder dirigir el cotarro, se despiporra.

No hay comentarios: