05 septiembre 2016

Revoltijo de todo

Como iba diciéndo, estoy revuelta.

Debo tener las hormonas haciendo rave. Eso lleva a que tengo cambios de humor, me noto mucho más sentimental, y tengo la libido por las nubes. Para lo que soy yo... eso es un mundo.

Echo de menos tener pareja. Ya me iba apeteciendo antes de que me quitasen la medicación. Ahora lo noto como una necesidad personal. No estar sola. Tener alguien con quien ilusionarme y a quien ilusione. Estoy muy gilipollas para lo que he venido siendo éstos años. Y digo bien, años. Hace años que no tengo una relación sexual. De una pareja ya ni hablamos. Pero no me importaba, estaba bien. No es que fuera feliz, pero estaba tranquila estando sola.

Siempre he pensado que es necesario saber estar solo para ser feliz con alguien y no cargarle con la responsabilidad de hacerte feliz. Eso es puro egoísmo.

Pues tengo un cuelgue muy tonto con un chico. No estoy segura de si es un cuelgue acentuado por las hormonas, por mí misma por darle alas, o un conjunto de todo. Me explico:
Este chico, siempre me ha parecido guapísimo. Asquerosamente guapo. Es el hermano pequeño de una amiga. Debo sacarle unos 6 ó 7 años. Cosa que ya de por sí me da algo de apuro. Debería apetecerme atarle los cordones, no besarle. Siempre me han gustado algo más mayores, y mira, como una idiota.
Ahora es cuando te cuento por qué le he dado alas a la idea. Hace meses, bastantes, hubo una quedada en casa con amigos. Estaba él. En un momento dado me reprochó que no le hubiera enseñado la casa. Así que le dije que pensé que ya había venido alguna otra vez. Era mentira. Sabía perfectamente que nunca había estado en casa. Así que le hice una ruta que acababa (inocentemente)  en mi cuarto. En la puerta del cuarto me preguntó si podía ver mi estantería, ver qué me gustaba leer. Lo preguntó por que en mi cuarto tienes que esquivar la cama para poder entrar al fondo. Entramos y se puso a mirar la estantería. Hablábamos, jijí jajá, éste lo tengo, éste no lo he leído... y hubo un momento, que nos quedamos callados. Nos miramos, y recuerdo que pensé que qué estaba pasando. Qué momento era ese. Le miré, y pensé que me iba a besar, así que miré a la estantería, a él, al suelo, a él... No supe reaccionar. Debió de ser un momento corto. Se me hizo larguísimo. Con un globo en el estómago y muy muy nerviosa. Y en ese momento, entro la hija de unos amigos que había estado conmigo la mayoría del tiempo. No tiene 3 años la peque. Entraba diciéndo que quería estar allí con nosotros, que si la dejaba quedarse. Pobrecita. No sabe lo que se lo agradecí y lo que la odié al mismo tiempo. Le miré a él. Me miró con cara de "¿qué vas a hacer?", me agaché y le dije a la niña que podía quedarse, que estábamos mirando libros. Y así, me cargué el momento que pudiera haber allí.

Lo primero que pensé es que quién querría estar conmigo. Así de gorda. Y menos él, que es guapo hasta el aburrimiento y podría estar con quien quisiera. Y lo pensé antes de decirle a la niña que se quedase. Creo que lo pensé durante esas miradas. Que estaba en mi cabeza. Me lo estaba inventando.  No podía gustarle.

No nos hemos visto desde entonces. Hemos hablado por facebook, twitter y whatsapp. Esporádicamente.

Llevo unas dos semanas pensando muchísimo en esto. Se lo he contado a amigos. Pocos, que soy yo y me agobio. Todos dicen que qué tonta. Que soy querible. Y yo no puedo dejar de pensar que si vuelve a pasar algo semejante NO DEBO SER UNA IDIOTA y dejar que pase. En el fondo quiero.

Pero como estoy hormonal he pasado por todos los estados. He intentado quedar disimuladamente. Me he ilusionado, he fantaseado (mucho), y me he cabreado conmigo misma por decepcionarme como una niñata cuando no ha habido una respuesta que me permita saber si hay o no, algún interés por su parte. Por que ya tengo 35 años y no soy ninguna niña. No me puedo comportar como una adolescente. Pero me he ilusionado como una, también.

En resumen, que ando en una montaña rusa y a veces, echo de menos estar tranquila y estable. Era mi estado de "muerta por dentro". Pero era muy tranquilo.

04 septiembre 2016

Por los cerros de Úbeda. pero aquí se queda.

Tengo el cuerpo revuelto. Pero creo que sé por qué es. Creo. Los análisis dirán si son las hormonas o si es que estoy gilipollas.
Hace casi 3 meses me quitaron la medicación que tomaba. La píldora y otra. Necesitaba que estuviera 3 meses sin tomarla para que mi organismo se limpiase y hacer análisis, en mi estado natural, de lo que nos dirá si tengo o no un trastorno que hace, entre otras cosas, que haya engordado durante la friolera de 17 años. Y que también impide que adelgace. Sube la ansiedad, pierdes pelo, te sale pelo en otros sitios, pigmenta ciertas zonas, da infertilidad, y tiene asociados a partir de los 40 cosas como la diábetes, problemas cardíacos y otras lindezas.
Pues quiero que dé positivo. Quiero tenerlo y que me empiecen a tratar. Habría una explicación y una manera de atajarlo. O de intentarlo al menos.
Puede que todo esto derive en cirugía bariátrica. Lo que viene a ser la operación de estómago de los gordos. Ya me lo ofrecieron una vez y me negué. El médico me preguntó por qué y le dije que la gordura la querían tratar como una enfermedad en sí y era un síntoma de algo. Que no sabía de qué pero que no era el problema en sí. Que si no me miraban hormonas, ansiedades, niveles y otras lindezas yo no entraba a un quirófano. Y una reeducación nutricional. Eso también lo quiero. Porque aunque muchas entren alegremente a ponerse o quitarse complementos, para mí la cirugía es el último recurso. No es divertido.Y esa cirugía tiene un porcentaje de éxito algo exiguo. Pero es normal. Te reducen el estómago y deciden que ya está. Que ese era el problema. Y no lo es. Quien está gordo y ha llegado a ensanchar el estómago, tiene, muy probablemente, malos hábitos alimenticios. Esa operación hace que pases de una sobrealimentación a un principio de inanición. Para empezar no puedes ingerir sólidos al principio. Azúcares y grasas en poca cantidad. Y desde luego, nada de todo eso que muchos usan para combatir la ansiedad. Y la van a pasar. Eso, y depresión, y debilidad corporal... y todo un desajuste al que, seamos sinceros, le tengo miedo.

Si hay que hacerlo, lo haré. Por supuesto. Aquí hemos venido a jugar. Pero quiero estar preparada para vencerlo. Por que una cosa es ser gorda y otra sentirse gilipollas por haberte operado sabiendo que tenías las de perder.

Pero yo venía a contarte que estoy revuelta. Necesito otro post.

03 septiembre 2016

No soy yo

No soy yo.
Eso es lo que ha dicho. Y el caso es que no le puedo decir que esté equivocado. No es mentira. No es.... ¿verdad? eso no lo sé. Lo que sí debo reconocer es que no estoy bien. Y hace tiempo ya. Ha sido evolutivo. He ido entrando en un estado que medio en broma llamo "muerta por dentro". Es un estado que resulta cómodo, tranquilo, y sin sobresaltos la mayor parte del tiempo.

Según me he levantado he discutido con J. Es mi mejor amigo, se convirtió en familia más allá de la amistad. Siempre está ahí, y me quiere a su manera. Pero se está dando por vencido conmigo. Y lo más grave es que ni siquiera me daba cuenta de que hubiera una batalla conmigo. Yo tenía mi batalla interna, pero no pensé que fuera su batalla.

Dice que llevo mucho tiempo sin ilusión ni energía. Que yo no era así y que sabe que no lo soy. Que soy vital, alegre, y llena de fuerza. Que no sabe de dónde sale ésta yo. Y no le gusta. Que en los últimos meses sólo me vió ilusionada cuando fuimos a una charla de una chica que trabaja en producción en un estudio de animación que me encanta. Y eso fue hace tres meses. Dice que sabe que no tengo una depresión, pero que no sabe de dónde viene ese estado vegetativo al que le está cogiendo inquina.

Y es verdad. Nada me ilusiona. Trabajo, amigos, .... no me apetece hacer cosas que antes sí. Salir, dibujar, ir a exposiciones, quedar con amigos más allá de mi casa... Antes cualquier plan era bueno. Cualquier cosa era una oportunidad. Veía vida en lo más absurdo. Y me reía de todo.

Sigo siengo graciosa. Pero la mayor parte del tiempo uso el humor para bromear sobre cosas que hacen daño. Me duele estar gorda, sola, ser aburrida... y hago bromas para normalizarlo. Pero en el fondo, en algún sitio, eso duele y por eso lo menciono, supongo.
Sigo siendo graciosa pero no alegre.

Suelo intentar recuperar la ilusión, y no me dura. Dibujo algo, y me propongo volver a hacerlo como costumbre o nuevo modo de vida. Dos semanas después ya ni me acuerdo. Hago lettering para poder publicarlo online y usarlo de dossier, y un mes después, allá quedó. Me da por cocinar mejor, y se queda en el limbo. Siempre he funcionado por oleadas, pero esto no es bueno. En el fondo lo sé.

Y sólo se me ocurre pensar ¿cómo se vuelve a ser alegre, vivaz o como fuera que era antes?
Ya no me acuerdo.