17 marzo 2013

Melancolía

Estos meses han sido de infarto, tengo mucho, mucho trabajo. No puedo extrañar mi último país porque para extrañar, necesitas tener tiempo para pensar.

Sin embargo, aquí estoy, llorando por dentro porque he venido a cerrar el capítulo. Sí, mañana entrego las llaves de mi antiguo apartamento. Pequeñito y con un baño de mierda, pero, el primer rinconcito que he tenido en mi vida para mí sola.

¿Se puede amar una ciudad o un país como este y no pensar que el amor es completamente irracional y circunstancial? Yo no elegí este sitio por ninguna razón. fue el que me cayó en gracia. Pero mañana me voy de aquí, y ya no tendré llaves para volver a ningún sitio de interés. Y me muero por dentro, diciéndome, me he equivocado, porque si lo paso mal es porque en el fondo, no quiero hacerlo.

Y otra parte de mí que dice, persevera, quizás llegues a amar al nuevo sitio con la misma profundidad. Cualidades no le faltan, es más grande, con más posibilidades de ocio, y conozco más gente. Y mi otra parte, la eremita, dice, es que tú no quieres conocer a tanta gente. Tú sólo quieres conocer a un puñadito de gente electa y selecta por ti, para que cada uno te de justo lo que quieres. Lo de los grupos que te acogen, es muy amable por su parte, pero no es tu sitio. Aquí ya te conocían/odiaban/amaban, y sólo tenías que dedicarte a tus labores. Corresponder odiando/amando, ver series, trabajar. Ahora es tener que volver a empezar.

No quiero ir mañana de vuelta sin llaves de mi hogar.