22 marzo 2015

Hoy tengo un extraño capricho

No sé, es estúpido. Hay una razón por la cual me llamo Cal en estos lares. Había una razón de anonimato.

Hoy por hoy, me está apeteciendo añadir mi perfil real a los autores del blog. De todas formas, qué más da. El 90% de mis relaciones actuales no entienden el castellano. El resto, no creo que se interesen lo más mínimo por este blog. Si se interesaran, y se molestaran, bueno, me vendría bien dejar de ser Undercover en tantos asuntos. Pienso en la cacereña, en lo que pensaría si leyese las muchas entradas que le he dedicado últimamente, pero no me la imagino curioseando por los perfiles de Google, porque no sabe lo que es.

¡Pienso también en Arena! Salir a la luz sería poner miguitas para llegar a ella.

No quiero seguir poniéndome el corset del anonimato.

La última vez que me quité un corset fue liberador pero muchas cosas cambiaron. Fue el último año de carrera y necesitaba un poquito de pimienta. Fue iniciático y unos años magníficos, coloridos, llenos y plenos de sabores agridulces.

05 marzo 2015

Las promesas no pagan alquileres

No sé qué escribir hoy, sólo sé que lo tengo que escribir, porque me siento frustrada, y al menos, así me puedo deshacer en parte.

Volvemos al tema de Xxx. Tenía la exposición de méritos en un tribunal como primer paso a conseguir su puesto de funcionaria. Había cinco miembros y tres puestos por su jefe. Estaba cantado.

Pero... uno de los tres le ha "traicionado". Ella siente la traición como propia, aunque yo le haya dicho que ella no ha sido traicionada, sólo su jefe. Es la primera vez que le veo tener una reacción no razonada, porque no me ha dado la razón. Dijo que con ese miembro había hablado un par de veces y que le caía bien. Eso no es suficiente, pensé, pero tampoco era cuestión de seguir presionando. Que alguien te quiera hacer un favor es un gesto de amistad muy profunda.

También le ha molestado porque su jefe y el miembro tiene una amistad que viene atrás de años. Le he dicho que bueno, pero que todas las relaciones tienen altibajos, y que ella no sabe en qué momento están precisamente ahora. Faltaría más que además de su trabajo tuviera que llevar la cuenta de las relaciones personales de su jefe, pero que parece que hay una razón detrás que ella nunca llegue a saber.

No le ha gustado lo de los altibajos, no le ha gustado que haya razones que ella no tiene por qué saber nunca. Tampoco le hubiera gustado lo que me mordí. Aquí el único que ha incumplido algo a ella es su jefe. Si quiere pedirle cuentas a alguien, tendrá que ser a él.

Diría que incluso está algo molesta por el mail que me mandó. Después, la llamé. Estuvo quejándose un rato, y yo me mordí la lengua. Las promesas no pagan alquileres (ni hipotecas). Creo que sigue sin estar de acuerdo conmigo en ponerlo todo sobre papel, pero igual empieza a entender mi criterio.

04 marzo 2015

Soledad al cuello

El otro día estrenaron un programa que me dio pena y asco en distintos niveles. 
Pena por los concursantes, si alguno no lo hacía por dinero, que sería una muy buena posibilidad. Asco por el nivel de producción de los realities de España. Son mata-neuronas por definición... 

El programa en cuestión empieza por emparejar a personas, que no se conocen previamente, con una serie de test de compatibilidad. Se conocen en la boda. Por que los casan. Y luego si me caes mal, me divorcio. Gracias a twitter me he enterado que te puedes divorciar por 300 módicos euros. Ese tipo de comentarios creaba el programa... imagina...

Al final, mis conclusiones fueron éstas:
La producción es triste y aburrida. Se me hizo laaaaaarrrrgooooo. 
Por otro lado, ésos que se quejan del matrimonio homosexual, que va en contra del sacramento del matrimonio y esas cosas, no dicen ni mu, cuando se hace un programa que se mea en la boca de su institucionalizado evento. Por que evidentemente dos personas que se quieren, pero del mismo sexo, no respetan un acto sagrado, pero unos concursantes que se casan por un programa de televisión y que lo que pueden ganar es una pareja, si les va bien, está claro que respetan los evangelios. Meridiano. Yo lo veo clarísimo. Más bien lo que veo es que devuelven el matrimonio a las épocas que representaba un contrato empresarial entre familias y olvidan eso de la construcción familiar con la base del amor o, al menos, el cariño. 
No es que me importe. No soy una persona de las que quieran casarse. Pero me inquieta la hipocresía impúdica que me rodea. Será que me gusta la coherencia, y en la masa, brilla por su ausencia.
 
Lo otro que saqué como conclusión, fue que jamás en mi vida quiero estar tan vencida y desesperanzada que asuma que me quedaré sola en la vida. Que nunca conoceré el amor otra vez. Y sobre todo, que no dejaré que estar sola (que no soltera, que eso lo seré siempre si no paso por el trámite ganadero del matrimonio) sea una losa en mi conciencia. Prefiero aprender a ser feliz por mi misma en mil vidas, que tener esa desesperación que vi en algunos por no estar solos. 
Y lo pobre de los sueños de vida de alguna gente. Que casarte, y tener un día especial se convierta en tu sueño, quiere decir, desde mi punto de vista, que eres una persona vacía y dependiente, que no ha buscado lo que REALMENTE le gustaría hacer en la vida. No te has precupado de buscar metas. Casarse o tener hijos es algo que haces MIENTRAS buscas tu sueño. No es el final. O yo lo veo así...

Sólo quería dejar esto aquí. Que todos, nos merecemos ser felices. Que nos merecemos a alguien que esté orgulloso de nosotros, y del que nosotros estemos orgullosos y que queramos que el mundo sepa lo que vale esa persona. 
Que encontrar pareja no tiene que ser un fin, sino un medio que ayude a tu felicidad. Nadie es imprescindible, y que tu meta sea casarte, sólo hace que la otra persona tenga la responsabilidad de mantenerte feliz, cuando tu punto álgido te lo has puesto en un día, con un vestido, un banquete y unas copas. Y eso, es algo injusto, e imposible.