19 noviembre 2013

Y justo cuando estaba a punto de...

irme a un monasterio de Burgos y pedirles a las monjitas quedarme en condición de lega, haciéndome cargo de todas las tareas del hogar y respetando todos los silencios pero sin hacer votos....

M, una griega que despidieron el mes pasado cuando a mí no, encontró trabajo. No ha sido mérito mío ni en realidad es una amiga demasiado profunda. Pero me ha alegrado el día.

¡La semana que viene me voy a bucear! Para Arena: estaré una tarde en Madrid estrictamente, y aunque el mexicano y yo andemos a la gresca, cometí el error de decir que me quedaría en su casa. Más que nada porque no me crezca la virginidad. Dijo que quería probar eso del BDSM, que si me gustaba, le dije que sí, que cuando nos viésemos poníamos las reglas y ya.

"¿Reglas? ¡Se pierde la magia así!"

Claaaaaro. Voy a dejarte que hagas lo que quieras. Tú que no tienes experiencia en estos temas, y que en realidad no nos conocemos tanto. Además nunca consideré el BDSM una actividad casual, como puede ser el sexo. Hay muchas cosas implicadas, y el mexicano no quiere ni oír hablar de la palabra responsabilidad.

"Déjalo. Prefiero lo vainilla. No creo que tengas madera de dominante".

Y ahí se quedó nuestra conversación, sospecho que se indignó.