28 junio 2016

La chorboagenda

Dicen que alguna vez te tienen que romper el corazón para aprender a lidiar con ello. Al final, es muy fácil, una vez hecho uno, hechos todos. Sufres igual de duro una y otra vez, pero sufres menos tiempo.

El dolor de corazón se cura con deporte.

El orgullo se cura con sexo salvaje.

El miedo a la soledad se cura con lágrimas o alcohol.

Y ya está. Es tan anodino como ritual.

Sí, a Carlos le entraron delirios de grandeza con el tema de las turbinas. Se va a Newcastle a cambiar el mundo. Pero no quiere que busque trabajo allí, porque quizás no le salga bien con el Brexit. Entonces, quizás busque trabajo donde esté yo, y quizás podamos tener una vida vacía porque se conformará conmigo cuando no puede tener la gloria de revolucionar la industria.

Teniendo en cuenta que para la presentación que hizo para conseguir el trabajo le di yo los titulares y le busqué la información, la siguiente frase fue la que me pasó directamente a la fase de ira del duelo. "Quiero contar con tu inteligencia y tu cariño."

Claro, para que te siga dando líneas de investigación. Faltaría más.

En fin, que busco chico/chica para quitarme la mancha de mora. Ya he tirado de chorboagenda. Preguntar aquí.

19 junio 2016

Publicidad y otras deformidades

Últimamente me molesta la soltura que la gente tiene para resaltar los defectos de los demás. Sin permiso, sin confianza y sin consulta. Soy especialmente sensible al exceso de confianza por parte de la gente y me joden las reacciones cuando respondes con el mismo grado de intrusismo.

Nunca he tenido mucho filtro. Y lo peor: soy creativamente bruta. tengo toda una selección de formas de mandar a la gente a comerme el coño. Mandarles a la mierda se me antoja naif cuando alguien sobrepasa los límites de la educación, así que yo hago un gentil rodeo para esquivar esa misma educación.
En mi casa flipan. A mi padre se le llevan los demonios y clama al colegio de pago en el que invirtió. Siempre le contesto que imagine cómo estaría sin ese colegio. Probablemente cuando lo dice estaría separándome de una pelea de gatas jajajaja.

Pues me molesta la publicidad. Ésa que se cuela en mi casa para decirme que tengo el pelo feo y debería usar su producto para hacerlo bonito. Que tengo pelos donde no debería y me dan 18 opciones diferenciadas por zonas. Que me lime las zarpas, los pies y me dé crema. Que soy infeliz y me coma un helado, que ahora los tienen de pequeño tamaño para llevar en el bolso (¿Qué bolso tiene un bolsillo de cámara frigorífica señores? Vamos hombre...). Además soy gorda, así que debo tomar pastillas para adelgazar. Estoy sin trabajo y debo usar OTRA app para buscar curro desde mi sofá. Estoy sin pasta, así que debo pedir un crédito. Estoy soltera así que debo buscar pareja en aquella web. Cuando encuentre pareja, debo comprar geles estimulantes para contentarle y sorprenderle. Debo buscar un viaje, pero barato. Supongo que debo pagarlo con los créditos que me han hecho pedir. Y debo comer mil cosas con azúcares y grasas saturadas pero arroz integral con un equipo de natación que sigue con la pinza de nariz puesta porque aquello puede oler a poza estancada.

En un sólo bloque de publicidad nos han puesto de vuelta y media. Especialmente a las mujeres. Y se cuelan en mi casa para decirme, esencialmente, que soy imperfecta que tengo defectos pero que pueden ayudarme a cambio de dinero. Pues me vais a comer el coño entre todos, en fila india y a ritmo de dos por cuatro, hasta que hagáis merengue o tengáis la lengua como una goma de borrar de primaria. Lo que pase antes.

Gordas

Recuerdo la primera vez que me sentí gorda. Pero además gorda estúpida. ¡No sabía que era gorda! ¿Cómo se me había podido pasar?
Estaba yo en mi clase de dibujo y pintura. Tenía 17 años y me estaba preparando para el examen de acceso a Bellas Artes por las tardes. Iba a casa de un pintor de mi ciudad que además de algún caso como el mío (no había muchos queriendo hacer Bellas Artes y menos que quisieran entrar a una facultad con exámen, cuando había otras de entrada sólo por nota), daba clases a ancianas de pintura al óleo.

Pues en una conversación de las que se montaban estas señoras, aparentemente inocente pero que siempre tenían una intención cotilla de trasfondo, empezaron a hablar de peso, y de lo monérrimas que eran ellas en sus años. Y vino la pregunta. Qué callada estás... Y tú qué dices... Estás en tu mejor momento, qué vas a decir... por fin dije que yo pesaba 67 kilos y que estaba bien. Llegaron los ojos como platos y las caras de asombro. Luego los comentarios. Bastante lesivos, por cierto.

Pesaba 67 kilos, sí. Tenía 17 años, medía 1,70 y usaba una talla 38 de las de entonces. No sé cual será su equivalente actual. No tenía ni pizca de tripa. No se me marcaba la musculatura. No era una atleta, pero estaba bien -ahora lo sé-. Con unas bufas que no eran de mi edad, aparentemente. Y me sentí engañada por no haberme preocupado por eso. Llegar a ese peso había sido una evolución normal durante el crecimiento. A lo alto y en femenino. Hacerse mujer te da unos bultos muy incómodos pero la mar de atractivos, creo.

La reacción que tenían estas señoras me hizo pensar. Que no estaba bien, y que la báscula debía marcar lo que las personas que le prestaban atención a éstas cosas considerasen dentro de lo normal.
Años después me enteré de que tengo una densidad de huesos superior a la normal. Pesan más. Así que mi médico nunca se preocupó por que había sido siempre así. Que me vendría muy bien para evitar roturas de huesos y para ésa época en que las mujeres empezamos a perder calcio.

Mira qué bien. Pero eso nunca lo supieron las señoras. Por que entré en Bellas Artes, me mudé a otra ciudad y seguramente ya estén muertas.

Ahora sí soy gorda. No es que me lo propusiera. No quise demostrarles nada. Pero no soy rellenita. No soy redondita. Soy gorda. De las importantes. Y aunque me gustaría no serlo, no voy a luchar en mi contra sólo por encajar en lo que las personas que se preocupan de esto creen que es normal.
Yo no vine aquí para eso.

No entro nunca

No entro nunca, ya lo sabes. 
Es por un montón de cosas insulsas. Que apenas escribo ya de por sí. He sido siempre más de imagen que de palabra escrita. Me da vergüenza no escribir correctamente a mis 34 casi completos. Nunca he sabido diferenciar por que, porque, porqué y por qué. Es una gilipollez, pero asínescorasón. Por otro lado siempre he sido más bien de callarme las cosas. Lo cuento cuando estoy preparada y a quien me hace sentir cómoda. Así que me cuesta venir aquí y contar mis chorradas. Que para el mundo son chorradas. 

Pero últimamente le doy vueltas a lo de hacerme un blog. Y mantenerlo. Soy ilustradora -entre otras cosas. Así que hay muchas cosas que resolvería con un dibujo, viñeta o cómic. Eso puede que lo haga. 
Además, llevo tiempo dándole vueltas a hacer entradas explicando cómo se hace tal o cual cosa en mi campo profesional. No buscando visualización, pero si la da, tanto mejor. Pues anda que no hay gente que sabe más que yo. Y gente que sabe menos y da consejos de vida como si fuera el Papa también. Así que desde la experiencia que me da ser yo, salir adelante con ello. No creo que para el trabajo me venga mal tener cierto espacio en internet. En mi campo eso nunca es malo. Que te puedan encontrar aunque sea por tropiezo. 

Así que, igual sigo esa idea pasajera de montar un blog "profesional" sólo por que -ahí tenemos uno que seguramente estará mal escrito- está relacionado con mi profesión. Y empezar a venir aquí a contar mi vida cuando tenga esa necesidad. 

14 junio 2016

Hoy...

Hoy un chico de wasap ha decidido montarle una fiesta sorpresa a su novia, y otra chica le ha dicho que se está buscando ser nombrado el novio del año.

Mi respuesta interior ha sido "bitch, please".

10 junio 2016

Vivo sin vivir en mí

Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero.

Vivo en un limbo donde hasta temo actualizar este blog porque sospecho que tarde o temprano se lo daré a leer a él y dejará de ser mi secreto. La relación es demasiado real para que mi yo más objetivo no prevea una situación así.

Nuestro estatus quo es difícil de entender. Él está buscando nuevo curro y tiene dos opciones. UK o Dinamarca. Si se va a UK, esto se acaba. Si viene a Dinamarca... bueno, no me atrevo ni a pensarlo. Tiene la entrevista el viernes que viene.

Él dijo que éramos novios. Yo le dije que no, que aceptaba la fidelidad y todo eso, que no se tenía que preocupar por esas nimiedades, pero que novios no, no hasta que saliéramos del limbo, que me iba a terminar haciendo daño si no me protegía un poquito.

Pasamos efímeros e intensísimos fines de semana en los que él dice que quemamos etapas muy rápido, y no sé si es una queja o una observación. Todo porque mientras hacía yo el arroz le ofrecí una cerveza para que viera Vikings y se pusiera al día, o porque me quise llevar el ordenador a la cama para que él se durmiera sobre mis piernas mientras yo trabajaba. "Eso es quemar muchas etapas". "¡Ok! Pues no lo hago". "No he querido decir eso". "¿...?".

Cuando Toñín tiene una ligera visión de esto, se ríe de mí. Sé que Arena ha perdido gran estima por Toñín... En su defensa diré que yo también me reiría. Sólo hay que saber un 10% para darse cuenta de lo mucho que me importa todo esto. Lo poco que me costaría en el fondo seguirle a UK (este es el tipo de cosas que prefiriría cometer seppuku antes de que él lo leyera).

Qué bien se ven los toros desde la barrera, incluso desde la barrera racional de mi cerebro, que impotente por no poder dirigir el cotarro, se despiporra.