23 mayo 2011

Y al final, me arrejuntaré con el mexicano

No me gusta lo suficiente como para embobarme con él, pero ¿acaso eso es malo? Noto que cuando estoy embobada con algún estúpido dejo de tener brillo.

Eso sería pulir mi derecha del todo. Arrejuntarme con alguien a quien verdaderamente no amo porque me quiere, y me consiente, y me mima. Y escucha mis gritos de socorro aunque haga un mes que no nos hablamos, y me escriba un mail de saludo preguntándome si he hecho un pacto con el diablo porque cada vez que me ve estoy más guapa. Y que no entiende por qué no le creo.

Todo el mundo dice que el verdadero amor no es el embobamiento, enamorarse se hace día a día, y no tiene nada que ver con las hormonas. Arena dice que hable a las claras con él (más que lo he hecho hasta ahora me parece imposible), pero ¿qué más tradicional que un matrimonio por conveniencias?

Y todas las ventajas que eso conlleva. Seguiré siendo un espíritu libre. El mismo que va a un bar para mendigos para verlos jugar al ajedrez, o que se oculta en una estación de bus o de trenes para ver gente rara. Que sale y no sabe a dónde va, ni con quién terminará. Que vagabundea por el mundo porque la vida es demasiado absurda como para pensarla demasiado.

¿Hasta qué punto me consentiría el mexicano que hiciera mi vida libre como el viento?

17 mayo 2011

Caótica neutral

Buf, el primer punto del día es que echo de menos a una amiga con la que lo fuimos todo y nos hicimos mucho daño, en el tiempo en el que para hacerse daño no hacía falta acostarse con el novio de. Lo bonito que tiene la memoria es que no maduramos en ella. A lo mejor a ella ya no le hacen gracia estos temas. Era muy exhibicionista, estuve buscándola en el google a ver si veía algún blog suyo. Pero nada, sólo su perfil linkedin y facebook. Directora de oficina de Banesto en no diré en qué provincia, por si las moscas.

De cualquier manera, ella me enseñó a jugar al rol. Y qué era una alineación. Puedes tener un caracter moral (bueno, neutral o malvado) y un caracter frente a las normas (legal, neutral o caótico). El caracter moral es quiero el bien, quiero el mal o quiero la neutralidad.

El carácter frente a las normas es legal (las normas están para cumplirlas), neutral (las reglas están ahí si te convienen) y caótico (sea cual sea la regla, sáltatela).

Yo solía ser legal neutral... en la vida real, que no en el rol. En el rol tendía a la picaresca. Pero en la vida real, legal neutral o legal bueno, según. Desde que Marco marchó, soy caótica neutral.

Es una alineación terriblemente peligrosa. Muchos masters (de Dungeons and Dragons) no la aceptan porque es un personaje intrínsecamente imprevisible y no puedes planear una partida con él. Están un poquito locos.

En fin, dejaré un enlace por si a alguien le interesa el tema.


Siempre digo que me he vuelto de derechas, y sin embargo, mirándolo bien, lo que me he vuelto es una egoísta redomada.

Estuve tonteando con un chico, y en cuanto le conté lo que había hecho el sábado, dijo que no podía ser. Que yo no quería renunciar a mi libertad. Yo le dije que no me había liado con nadie, y que no era justo. Me dijo que eso de salir sólo con chicos no podía ser con él. Que tampoco podía quedarme a dormir en el sofá de otro amigo porque fuera terriblemente mal. Que en general, esperaba más respeto de sus chicas y menos amigos.

Pero que podíamos ser grandísimos amigos.

Le mandé a la mierda. No sé, igual soy yo que le veo tres pies al gato, para eso está Arena que me dirá su opinión, pero... Si le parece tan mal que tenga amigos (y no para liarme con ellos), lo de ofrecerse como amigo, ¿no es un poquito incoherente o incluso hipócrita? O es que acaso lo que quiere es liarse conmigo a la larga y luego escudarse en que sólo somos amigos porque yo no renuncio a mi libertad.

Fue un golpe duro, porque pensé que me había reformado con el tema del libertinaje y resulta que todavía tengo que trabajar mucho mi tradicionalismo para que se me admita como pareja estable. Pero volverme más tradicional y que luego tenga una vida tradicional para divorciarme dentro de diez años y quedarme con mi vida tradicional y solitaria, me da urticaria. Y de ahí que me sienta en el limbo, sin alineación, o caótica neutral.

Y el chico era de un dulce y tenía unos ojazos... Me gustaba de verdad.

04 mayo 2011

Autoexposición como ejercicio de vida.

Tengo un cuelgue de lo más tonto. Siempre me pasa. Me cuelgo una temporada, se convierte en el centro del universo como si no hubiera más machos alfa y.... al tiempo me lo tengo que quitar de la cabeza.

Porca miseria. En general no soy de hablar de mi vida a los cuatro vientos si implica sentimientos. Los míos, en concreto. Eso lo suelo guardar en la privacidad de la confianza. Pero por una vez, haré una excepción y lo pondré en un sitio un poco menos privado. Tomémoslo como un ejercicio de llamarse gilipollas en voz alta.


Es la misma historia de siempre. Conocí a un chico, amigo de un amigo, hace ya tiempo. Casi 3 años. En el momento el chico me pareció cortado por patrón para mí. Desde entonces, resultó que era amigo del grupo. Se puede decir que un amigo un poco satélite, por que ha tenido épocas en las que le hemos visto bastante poco. Va y viene. Pero es "uno de los nuestros". Lo cual es, en cierto modo, una putada. Si yo, que soy una tía súper abierta con el mundo en general, me vuelvo tímida, reservada y torpe, socialmente hablando, con alguien que me gusta, eso, cuando es un amigo, me lleva a que el tonteo se reduce a 0 cuando es un amigo, y más si tiene novia.

Y esa era la circunstancia. Él con novia, y yo, con cierta atracción controlada hacia él. Hace un año ahora, no supe bien cómo ni por qué, tonteó conmigo. No daré detalles, por que hay cosas que tampoco merece la pena remover. Pero después de una serie de detalles, a la hora de irnos, no supe reaccionar a la "indirecta" y me fui a casa dándome cabezazos contra el cristal del autobús. Pero respetando que, a mí, nadie me había dicho si las cosas iban bien entre él y su novia, y que no tenía noticia alguna de que lo hubieran dejado. Y efectivamente, no sé si fue un movimiento de Tarzán, de no soltar una liana hasta tener otra, y perdí mi oportunidad, o si fue producto de que estaban mal y buscaba consuelo (pero en cualquiera de los casos, hubiera accedido a dárselo). No lo habían dejado, pero lo harían un tiempo después.
La siguiente vez que le vi, vino ella. La única vez que la vi, por cierto. Y lo siguiente, él estaba destrozado y viviendo la ruptura como si le hubieran arrancado una parte de él sin decir por qué. Lo dejó él, conste, ella no estaba en el ritmo que él seguía, y prefirió no seguir con una relación que no evolucionaba después de años. Así que lo dejó pero no porque quisiera que se acabara.


Lo siguiente fue un viaje largo, y que se había curado la pena con una chica que conoció en su viaje. Volvió con otra novia. Lo que a mí me deja (y siento usar una canción de Mecano -lo negaré delante de cualquiera...-)
'mojándome las ganas en el café'. Ahora tiene una relación a distancia con una chica que, encima, no me puede caer mal por que es encantadora y bebe los vientos por él. Y él, se deja querer, y se implica en que por fin, le quieran.

Desde el verano pasado, nos llevamos más (salvo en la época de su viaje, que teníamos contacto por mail y algún skype). Pero siempre como amigos. Nos reímos juntos, yo miro al suelo, y seguimos con la conversación. Busco pistas, resquicios de aquella vez. Algún interés. Busco la mirada y luego me arrepiento, por que creo que sólo yo busco esa mirada. A veces le sorprendo mirando y me obligo a pensar que es igual que cuando mira a cualquiera, aunque en el fondo, a mí me gustaría que hubiera otro significado. Y sueño con él, y me quedo con el corazón blandito el resto del día, sólo por eso.


Y si la historia se repite, no pasará nada nunca, y yo seguiré pensando que él debería ser menos mi tipo, o al menos, menos majo, que siempre se lleva mejor. Y le volveré a ver estar cariñoso con su chica, y yo miraré al suelo, y seguiré con mis "qué hago yo aquí" cuando eso pase. Y probablemente, en alguna borrachera, que espero que sea mutua, me hartaré de hormonas, y pondré las cosas sobre la mesa sólo para que me aplasten el corazón con alguna silla y lo chorreen con un vaso de alcohol, para después flambearlo como gran gourmet que soy. Y sólo así me curaré.

Me ha pasado otras veces, y en alguna de las ocasiones, he terminado siendo una gran amiga de ese chico, después de una temporada de cuarentena. Pero preferiría no llegar al flambé... con un poco menos de exposición al ridículo me conformo también.
Lo que me molesta entre otras cosas, es que, no es fácil que me guste alguien. Y cuando me gusta, me gusta bastante.

En definitiva, soy gilipollas. Y cuando soy gilipollas, no hay ni cal, ni arena.
No hay nada.