12 abril 2011

De cómo voy perdiendo la cordura

Iba a responder a Arena a su anterior post, poniendo un nuevo ejemplo y haciendo un símil entre el diseño de una vida y el diseño de un avión. Pero no me apetece porque creo que ya he dejado más claro que menos mi opinión al respecto. Así que vamos a dar un trozo de mi idiosincracia. A un indio, que no tiene que ver con el chico del que hablaba hacía un par de meses, le molo. Se llama R. Yo lo sabía pero como ya había llovido mucho, creía que se le había pasado. H. me abrió conversación para contarme cómo el colombiano que me tuvo en la puerta de mi casa se había intentado liar con otra chica, que su excuñada, la colombiana, le había persuadido (es amiga de la esposa) y cómo R. se había beneficiado a la chica. "Ábrele conversación y dale la enhorabuena". Le pregunté para qué. El viernes me estaba diciendo que a R. todavía le molaba, y mostrar demasiado interés por sus affairs puede ser malinterpretado. H. me insistió, claro, y me dijo que estaba deseando que yo me enterara. En fin, quise pensar que igual mi sentido común estaba equivocado. La conversación fue desastrosa y me cerró absolutamente la conversación, al estilo del chico de la hermosa sonrisa. Suspiré. Pero lo que me llamó la atención es que me dijo que se había dado cuenta de que yo era muy sarcástica. Me sonreí. ¿Que te gusto desde hace dos meses y te estás dando cuenta ahora de que soy sarcástica? ¡Es mi quintaesencia! Lo cual demuestra que no te gusto, aunque lo creas. Sólo te mola una imagen que tienes de mí, pero no yo. A otra cosa mariposa. Me llevó a reflexionar. A lo mejor el chico de la hermosa sonrisa no me gusta, sólo es la imagen que tengo de él. Hice una lista de las características de mi chico ideal. Complicidad, abierto a contrastar ideas, gusto por los juegos más bien duros, muy cariñoso, muy dulce. Jajaja. Casi no cumple ni una de las características. Eso sí, está bueno el jodido. Muy muy bueno. Cuando lleva la camisa semiabierta es un escándalo, o cuando le he visto la tablita de chocolate. Estas cosas son las que me tranquilizan. Las cosas que me inquietan son las de que suene el despertador, y darme cuenta de que estoy soñando con él. Darme la vuelta para diez minutos más y decir, no sigas soñando con él que no te viene bien. Y seguir soñando con él. Y otros diez minutitos más y otros diez minutitos más. Y a seguir susurrándome, no sueñes con él, no te viene bien. Luego, rayada, de camino a la universidad, intenté sacarle el punto positivo. Por lo menos, sólo me obsesiona en sueños. Durante el día, lo voy controlando, ahora que no le veo, jajaja. Arena, estoy fuera de mí.

03 abril 2011

Etiquetando, la vida se nos fue pasando.

Qué tierno cuando éramos canijas y teníamos una "másmejoramiga". Y no fue tan tierno cuando ya teníamos más amigos, y una de ellas se enteraba de que otra era tu másmejoramiga. Desde ese momento, deberíamos aprender que lo de las etiquetas, no siempre encaja. Mamá y Papá son etiquetas que siempre estarán ahí. Hermanos, tíos, primos.... todos seguirán. Pero a lo largo de la vida, usamos las etiquetas de todo lo demás como esas que son inamovibles. Un amigo no siempre lo será, la evolución y la vida nos dictan ritmos que, a propósito o sin quererlo, nos acercan y nos separan de la gente. Compañero, amigo o vecino, son términos que están sujetos a cambios. Son.... estacionales. Cuando conocemos a alguien, amigo de algún amigo, supongamos, y nos echamos unas risas con unas cañas en un bar, no tenemos expectativas de cuál será la relación que tengamos con esa persona. Dejamos que evolucione, que surja.... y unas veces, no volverás a coincidir, y otras, esa persona pasará a ser, por ejemplo, amigo tuyo. Sin embargo, cuando intimamos las relaciones, la gente tiene una necesidad extrema de etiquetar, cual científico de las relaciones, el estado de cada una de ellas. O follamigo, o novio, o marido, o..... ¿y eso? ¿de dónde viene semejante necesidad? Me explico: soy una persona que no se plantea así las cosas. Empiezo con sexo, como todo el mundo, con una atracción física y curiosidad por lo nuevo. Despejando la incógnita de qué será verdad y qué lo que yo imaginé de cómo sería. Si me gusta, y él quiere, repito. Si repetimos muchas veces, en algún momento, habrá que tener la conversación, a veces incómoda, de qué somos (por situarnos, habrá que usar alguna de las etiquetas socialmente aceptadas) si hay sentimientos románticos incluidos, la cosa va, o no, por un lado. Si hay comodidad, sexo y rutina como analgésico de la vida diaria, va por otro. Si estamos en el mismo punto, o si no. Durante esto, yo no me pongo barreras de conocer a sus amigos o no. En eso soy siempre igual, abierta siempre a conocer gente nueva. Pero haría lo mismo con amigos, vecinos y horteras de la Gran Vía. Cal puede dar fe. Mis amigos siempre se entremezclan. Esta conversación de la que os hablaba, no es por etiquetar, sino más bien, para ir trazando las líneas que dibujan el pacto del que hablaba hace dos post. El de decirnos en qué terreno estamos cómodos. Para mí, un follamigo no quiere decir necesariamente que sea sexo vacío. Puede haber cariño, y diversión, pero no amor. O que falte sincronía de sentimientos. Un novio, no quiere decir que tenga un trámite de conocimiento para llegar a una boda. Porque no quiero casarme. Un marido, no es necesario para mí, porque no creo en ciertas instituciones. Un marido es alguien con quien tienes un contrato, para heredar o que decida si te pueden operar en caso de accidente. No lo veo necesariamente ligado por sentimientos románticos. Después de todo esto, en lo que no sé si me he explicado demasiado bien, lo que quería decir es que, las etiquetas sociales estandarizadas, no siempre se ajustan a todos, y creo que nosotros mismos somos los que tenemos que pararnos, analizar lo que queremos y lo que sentimos y expresarlo lo mejor posible para que los demás entiendan que puedes tener un follamigo del que estás enamorada, pero que sabes que no funcionaría una relación más profunda porque, por ejemplo, os odiáis en convivencia pero funcionáis en la cama. En lógica, esa es una relación difícil de etiquetar, y sobre todo, de llevar. Pero ¿quién dijo que las relaciones eran fáciles?

02 abril 2011

Mientras más pasa el tiempo

Mientras más pasa el tiempo, más racista me vuelvo. De veras, si tuviera aquí el botón de "matemos a los colombianos ya sin compasión" lo apretaba.

Cómo puede un señor con esposa y una niña pequeña querer meterse en mi cama. Cómo puede ser que no me dejara cerrar la puerta de mi casa y me rogara entrar porque "no va a pasar nada, lo que pasa es que los colombianos te han hecho mucho daño y crees que son todos iguales". Mientras me metía boca. La única forma que tuve de librarme de él fue decir que iba a llamar a H para que viniese y le echase, y agarrar el móvil y de hecho llamarle.

Sí, la culpa fue también mía porque me dejé abrazar, que entre otras cosas, es algo que me apetecía. Y yo llevaba diciendo desde el bar que él estaba jugando con fuego y que no estaba bien. Me decía que no. Para demostrarle que sí, ataqué sin llegar a mayores (le abracé, me puse loba) y él se deshizo y dijo que no iba a pasar nada, pero sí estaba pasando, aunque no nos llegamos a besar ni nada.

Me acompañaba a casa y decía que me tranquilizase, que no estuviera enojada y esas tonterías. Yo le pedía que me dejara en paz. Que no quería que me acompañase. En la puerta de mi casa me dijo, está bien, me voy, pero abrázame, y nos abrazamos, empezamos a jugar el juego de acercar mucho los labios a ver quién caía (tonta de mí, eso fue mi culpa, pero creí que se iba) y me metió boca. Pírate de una puñetera vez. No ahora no, que estás enojada. Pírate, intenté cerrarle la puerta de mil formas, pero es más fuerte que yo y allí estuvimos forcejeando.

Hasta que no se me ocurrió lo de llamar a H, veinte minutos de quiero subir, por dios bendito, que tienes una niña pequeña, no va a pasar nada, sólo quiero que estés bien, estoy bien, pírate, no, no lo estás, etc, etc

Para ser sinceras, me lo hubiera tirado si no fuera porque tiene pareja.

Ah, bueno, y si se quiere añadir un punto de color a toda esta historia, es el hermano del exmarido de la colombiana. Que también lo intentó conmigo ayer BTW. Pero vio a su hermano tan interesado que se retiró.

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