04 septiembre 2016

Por los cerros de Úbeda. pero aquí se queda.

Tengo el cuerpo revuelto. Pero creo que sé por qué es. Creo. Los análisis dirán si son las hormonas o si es que estoy gilipollas.
Hace casi 3 meses me quitaron la medicación que tomaba. La píldora y otra. Necesitaba que estuviera 3 meses sin tomarla para que mi organismo se limpiase y hacer análisis, en mi estado natural, de lo que nos dirá si tengo o no un trastorno que hace, entre otras cosas, que haya engordado durante la friolera de 17 años. Y que también impide que adelgace. Sube la ansiedad, pierdes pelo, te sale pelo en otros sitios, pigmenta ciertas zonas, da infertilidad, y tiene asociados a partir de los 40 cosas como la diábetes, problemas cardíacos y otras lindezas.
Pues quiero que dé positivo. Quiero tenerlo y que me empiecen a tratar. Habría una explicación y una manera de atajarlo. O de intentarlo al menos.
Puede que todo esto derive en cirugía bariátrica. Lo que viene a ser la operación de estómago de los gordos. Ya me lo ofrecieron una vez y me negué. El médico me preguntó por qué y le dije que la gordura la querían tratar como una enfermedad en sí y era un síntoma de algo. Que no sabía de qué pero que no era el problema en sí. Que si no me miraban hormonas, ansiedades, niveles y otras lindezas yo no entraba a un quirófano. Y una reeducación nutricional. Eso también lo quiero. Porque aunque muchas entren alegremente a ponerse o quitarse complementos, para mí la cirugía es el último recurso. No es divertido.Y esa cirugía tiene un porcentaje de éxito algo exiguo. Pero es normal. Te reducen el estómago y deciden que ya está. Que ese era el problema. Y no lo es. Quien está gordo y ha llegado a ensanchar el estómago, tiene, muy probablemente, malos hábitos alimenticios. Esa operación hace que pases de una sobrealimentación a un principio de inanición. Para empezar no puedes ingerir sólidos al principio. Azúcares y grasas en poca cantidad. Y desde luego, nada de todo eso que muchos usan para combatir la ansiedad. Y la van a pasar. Eso, y depresión, y debilidad corporal... y todo un desajuste al que, seamos sinceros, le tengo miedo.

Si hay que hacerlo, lo haré. Por supuesto. Aquí hemos venido a jugar. Pero quiero estar preparada para vencerlo. Por que una cosa es ser gorda y otra sentirse gilipollas por haberte operado sabiendo que tenías las de perder.

Pero yo venía a contarte que estoy revuelta. Necesito otro post.

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