15 diciembre 2011

El control y la independencia

Honestamente, no creo que esto tenga mucha miga, pero igual a alguien le sorprende la simplicidad con la que veo este asunto.

No se puede ceder el control y mantener la independencia. Pero, lo que es más duro, no se puede recibir el control y mantener la independencia, jajajajaja

Vamos a poner un ejemplo facilito al público congregado. Los padres tienen control sobre sus hijos. Los hijos ceden por ley el control a sus padres. Y decidme, quién es más independiente de los dos grupos de personas? ¿Os habéis fijado en lo bien que duermen los nenes en sus carritos? ¿A quién envidiáis, a los padres que arrastran el carrito o al nene? ¿Quién sirve a quién?

Vamos con las relaciones convencionales. Las normales, las de toda la vida de la democracia donde ambas partes de la pareja son pares. ¿Tienen independencia de movimiento? No, por supuesto que no, estén a malas o a buenas, no tienen independencia. Hay reglas, hay convenios.

Sé que desde fuera este es un punto muy negro que no se entiende. Cómo alguien puede ceder el control a otra persona. Tiene algo de infantiloide, tiene algo de querer depender. Yo tampoco entiendo mucho la pareja convencional, para qué contarlo. Ayer conté mi historia con Marco por encima en un bar. Y una chica escandalizada me dijo que eso ella no lo permite, que una vez estuvo con un chico que no le quiso dar la exclusividad después de estar liados una semana (!) y que le dejó. Y yo me quedé con la sensación de que vengo de Marte.

Pero nunca los caminos iniciáticos fueron fáciles, siempre hubo pruebas en ellos.

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