06 noviembre 2010

Sobre derechos y privilegios

Según la real academia de la lengua:

Derecho: 10. m.Facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro favor, o que el dueño de una cosa nos permite en ella.

Privilegio: 1. m. Exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia.

Para mí hay muchísimas diferencias aunque las personas no vean que son esencialmente diferentes. Sobre todo las parejas. Cualquier persona de la calle tiene el derecho de no ser agredido verbal o físicamente.

El privilegio de conocerte, o de que les hablemos, o de que hagamos favores (dentro de un marco de egoísmo inteligente o de la más absoluta filantropía) son eso, privilegios, y no tienes la obligación de dárselo a cualquiera.

Dentro de los privilegios los hay más profundos o más superficiales. Posiblemente el privilegio de sonreírle a alguien se lo des sin darte cuenta a cualquiera en el metro. Estos privilegios superficiales se llaman educación, en general, o cortesía.

Los hay más profundos. El privilegio de que te ayude en lugar de irme a casa a ver la tele o a dormir. Esos se los das a tus amigos, en general. (Y si no se los das, no te engañes, no son amigos, son meramente conocidos).

Los hay aún más oscuros y profundos, y el límite lo pones tú o tu naturaleza.

Parece ser que las personas creen que las parejas son amigos que tienen el privilegio de tener relaciones sexuales contigo, y puede ser que sea verdad, pero para mí es más profundo. Yo les doy más privilegios, como el de hacer cosas a pesar mío, siempre que persigan un bien mayor. Incluso permito que me pongan como excusa cuando no quieren quedar. Doy el privilegio de ser el reposo del guerrero cuando las circunstancias lo exigen, y en general, el bienestar de mi pareja es mi bienestar, por lo que permitirle ciertas cosas y mimarle, no me parece mal.

Son privilegios que le doy a quien me place, claro. Y en las circunstancias que me hagan sentir cómoda perdiendo esas pequeñas libertades. Porque un privilegio de otra persona siempre significa que yo pierdo un derecho. Por eso es fundamental distinguir.

Luego dejan de ser tu pareja. Empiezan a asumir que ciertos privilegios que tuvieron deben seguir vigentes porque ell@s quieren ser tus amig@s. Es ahí donde empiezan los problemas. Que hayas sido mi pareja no te da el privilegio de ser mi amig@. Si me place, te relegaré al grupo de conocidos, y si me place, al de meramente desconocidos. Y te quedarás con tus derechos, los que te reconoce la constitución. La última vez que la leí, no decía que te tuviera que hablar.

Me molesta que digan que el problema de mis ex-parejas es que yo nunca les dije que no cuando estuve con ellas. Resumiendo, que la culpa es mía. El problema de mis ex-parejas es que no supieron valorar sus privilegios y que por eso me despreciaron. Y que empiezan a valorarlos después de perderlos.

Por eso lo de los juegos estos de cal y arena están bien solamente hasta cierto punto. En realidad lo que quiero y necesito es alguien que me valore sin necesidad de juegos, que se sienta tan afortunad@ como yo por estar a mi lado. Por supuesto, los juegos son necesarios como divertimento, pero no pueden ser el fundamento de la relación.


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