04 mayo 2011

Autoexposición como ejercicio de vida.

Tengo un cuelgue de lo más tonto. Siempre me pasa. Me cuelgo una temporada, se convierte en el centro del universo como si no hubiera más machos alfa y.... al tiempo me lo tengo que quitar de la cabeza.

Porca miseria. En general no soy de hablar de mi vida a los cuatro vientos si implica sentimientos. Los míos, en concreto. Eso lo suelo guardar en la privacidad de la confianza. Pero por una vez, haré una excepción y lo pondré en un sitio un poco menos privado. Tomémoslo como un ejercicio de llamarse gilipollas en voz alta.


Es la misma historia de siempre. Conocí a un chico, amigo de un amigo, hace ya tiempo. Casi 3 años. En el momento el chico me pareció cortado por patrón para mí. Desde entonces, resultó que era amigo del grupo. Se puede decir que un amigo un poco satélite, por que ha tenido épocas en las que le hemos visto bastante poco. Va y viene. Pero es "uno de los nuestros". Lo cual es, en cierto modo, una putada. Si yo, que soy una tía súper abierta con el mundo en general, me vuelvo tímida, reservada y torpe, socialmente hablando, con alguien que me gusta, eso, cuando es un amigo, me lleva a que el tonteo se reduce a 0 cuando es un amigo, y más si tiene novia.

Y esa era la circunstancia. Él con novia, y yo, con cierta atracción controlada hacia él. Hace un año ahora, no supe bien cómo ni por qué, tonteó conmigo. No daré detalles, por que hay cosas que tampoco merece la pena remover. Pero después de una serie de detalles, a la hora de irnos, no supe reaccionar a la "indirecta" y me fui a casa dándome cabezazos contra el cristal del autobús. Pero respetando que, a mí, nadie me había dicho si las cosas iban bien entre él y su novia, y que no tenía noticia alguna de que lo hubieran dejado. Y efectivamente, no sé si fue un movimiento de Tarzán, de no soltar una liana hasta tener otra, y perdí mi oportunidad, o si fue producto de que estaban mal y buscaba consuelo (pero en cualquiera de los casos, hubiera accedido a dárselo). No lo habían dejado, pero lo harían un tiempo después.
La siguiente vez que le vi, vino ella. La única vez que la vi, por cierto. Y lo siguiente, él estaba destrozado y viviendo la ruptura como si le hubieran arrancado una parte de él sin decir por qué. Lo dejó él, conste, ella no estaba en el ritmo que él seguía, y prefirió no seguir con una relación que no evolucionaba después de años. Así que lo dejó pero no porque quisiera que se acabara.


Lo siguiente fue un viaje largo, y que se había curado la pena con una chica que conoció en su viaje. Volvió con otra novia. Lo que a mí me deja (y siento usar una canción de Mecano -lo negaré delante de cualquiera...-)
'mojándome las ganas en el café'. Ahora tiene una relación a distancia con una chica que, encima, no me puede caer mal por que es encantadora y bebe los vientos por él. Y él, se deja querer, y se implica en que por fin, le quieran.

Desde el verano pasado, nos llevamos más (salvo en la época de su viaje, que teníamos contacto por mail y algún skype). Pero siempre como amigos. Nos reímos juntos, yo miro al suelo, y seguimos con la conversación. Busco pistas, resquicios de aquella vez. Algún interés. Busco la mirada y luego me arrepiento, por que creo que sólo yo busco esa mirada. A veces le sorprendo mirando y me obligo a pensar que es igual que cuando mira a cualquiera, aunque en el fondo, a mí me gustaría que hubiera otro significado. Y sueño con él, y me quedo con el corazón blandito el resto del día, sólo por eso.


Y si la historia se repite, no pasará nada nunca, y yo seguiré pensando que él debería ser menos mi tipo, o al menos, menos majo, que siempre se lleva mejor. Y le volveré a ver estar cariñoso con su chica, y yo miraré al suelo, y seguiré con mis "qué hago yo aquí" cuando eso pase. Y probablemente, en alguna borrachera, que espero que sea mutua, me hartaré de hormonas, y pondré las cosas sobre la mesa sólo para que me aplasten el corazón con alguna silla y lo chorreen con un vaso de alcohol, para después flambearlo como gran gourmet que soy. Y sólo así me curaré.

Me ha pasado otras veces, y en alguna de las ocasiones, he terminado siendo una gran amiga de ese chico, después de una temporada de cuarentena. Pero preferiría no llegar al flambé... con un poco menos de exposición al ridículo me conformo también.
Lo que me molesta entre otras cosas, es que, no es fácil que me guste alguien. Y cuando me gusta, me gusta bastante.

En definitiva, soy gilipollas. Y cuando soy gilipollas, no hay ni cal, ni arena.
No hay nada.

2 comentarios:

Cal dijo...

Te lo he publicado como pedíste. No te preocupes, llevaré el track de quién lo mira (como siempre).

En mi opinión, Arena, si ese sentimiento es tan especial, no se debería desperdiciar con un polvo de consuelo o con lianas a lo Tarzán. Porque eres más especial que eso y sientes algo más especial que eso. Pero ya sabes que me volví de derechas con este tema.

Cal dijo...

Hablando de todo un poco, me inquieta que nos hayan referido en facebook. Además, tenemos 6 visitas de ayer. Intento averiguar por qué, ok?