29 agosto 2006

Fantasías

Últimamente tengo fantasías, no sé si es la inactividad o qué.



Una muy recurrente es la de atar a Marco a la cama, ponerle un antifaz y utilizar este inventito sobre su cuerpo. Bien sabe él que adoro el chocolate.


Pero el juego de utilizar el pincel para pintarle sin que él sepa qué le estoy haciendo, porque será absolutamente sin su consentimiento.




Para atarle prefiero las esposas japonesas, de cuerda, que las de metal, me da mucho miedo perder la llave }:-).




Ay, si esta fuera la única fantasía que he tenido últimamente. Pero no.


Como la cal funciona, que es una cosa que no todo el mundo sabe, decidió irme a recoger al aeropuerto a la vuelta de vacaciones. Desde que me enteré que lo iba a hacer, he tenido una fantasía recurrente. Dejaré a la imaginación del lector si la llevé a cabo o no.


La fantasía consistía en llegar, pedirle que me acompañara al baño, sin darle explicaciones empujarle al baño de minusválidos, sentarme sobre una maleta, bajarle los pantalones y empezar a jugar de forma salvaje.


La vida es sueño, y los sueños, sueños son.


PD: Qué chasco, cuando fui a comprarlo, ¡estaba cerrado por reformas! Pero un bote de nocilla y unos pinceles malos comprados en los chinos lo sustituyó satisfactoriamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cal, Cal, Cal... vamos a ver, que hay problemas de fluidez con la nocilla para poder pintar con ella y mucho más si pretendes hacerlo con pinceles de los chinos.

Con la nocilla se pinta a espátula. He dicho.